Por Carlos Rivero
Todo comienza en la época de Marcos Pérez Jiménez, cuando un
grupo de partidos políticos se unieron para luchar en contra del gobierno
dictatorial, esos partidos políticos eran AD, COPEI, URD y otros sectores de
izquierda, una vez vencida la dictadura se creó un pacto nacional llamado pacto
de punto fijo entre AD, COPEI y URD, pasado el tiempo se le saco el cuerpo a la
izquierda Venezolana y fueron relegados, luego se fueron organizando como movimiento insurgente
en contra de políticas tomadas por el bipartidismo (AD-COPEI).
Fueron alimentándose por el odio y el resentimiento político, poco a poco se estaban preparando
para tomar el poder primero por vía violenta y con el pasar del tiempo por vía
democrática pero con el mismo resentimiento a la clase política que compartían
el poder.
Para el año de 1999, por la vía del voto tras varios intentos fallidos de golpe
militar, llega al poder el teniente coronel Hugo Chávez Frías, representante
del sector de izquierda con tendencia socialista y Marxista, pero con un profundo odio a las clases
sociales que hasta el momento dominaban el país.
En los primeros años de mandato parecía ser todo normal,
hasta que decidieron profundizar su modelo político fundamentado en el
socialismo del siglo XXI, muchos historiadores llaman a este fenómeno electoral,
el Gobierno de los caídos o excluidos.
Pero estos en vez de realizar un mandato distinto debido a lo que vivieron, se
dejaron llevar por el resentimiento y la exclusión se hizo presente, no solamente a los partidos políticos sino también a aquellos
de pensamiento distintos a los que ellos protagonizaban, pretendiendo que todos
los que no los apoyaban eran enemigos de proyecto, viéndose a sí mismo como los
herederos de Simón Bolívar por el simple hecho de llamar a su revolución
Bolivariana.
Hoy día, la revolución de los caídos a traído a nuestra
nación: miseria, inseguridad, intolerancia, contracción industrial, perdida de
talento humano profesional motivado por la
inmigración buscando más oportunidades de desarrollo personal y un país
profundamente divido por el dogma que la revolución defiende.
Como se observa este proceso a construidos los peores indicadores para una nación, que espera
convertirse en un país emergente económica y social; todavía no es tarde, pero
para esto el llamado es a toda la población a
tomar de ahora en adelante las
mejores decisiones electorales para designar los líderes más capaces que lleven este gran país a las vías de éxito con una
gran visión de beneficios sociales para los más necesitados.
EL ODIO, ESTA EN
CONTRA DEL MANDAMIENTO "AMAD A TU PRÓJIMO
COMO A TI MISMO", NO NOS DEJEMOS TENTAR POR EL DEMONIO.
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