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martes, 3 de enero de 2017

UNO PEOR QUE EL OTRO

Por Carlos Rivero

En un mundo donde lo dicotómico es usual, lo bueno y lo malo, Dios y el diablo, dar y recibir, hombre y mujer, demócratas y socialistas; las comparaciones siempre estarán presentes, claro todos tenemos el derecho de hacerlo como algo natural.

Cuando elegimos un candidato para ejercer un cargo público de cualquier estatus, es común realizar comparaciones mentales, siguiendo dogmas, afectos políticos, aspectos sociales  y económicos y así determinar las mejores características para quien va a ejercer  dicho cargo.

En Venezuela, hemos tenido la mala suerte de ver desfilar  una serie de gobernantes que aunque elegidos  democráticamente a través del voto, todos  han dejado un sabor amargo a la decisión de la mayoría, ya que uno es peor que el otro, sucumbiendo a esta sociedad a  una oscuridad económica que no tiene comparación.

Es probable entonces, que necesitemos candidatos con  perfiles distintos a lo acostumbrado, donde como principal currículo sean una profunda sensibilidad social y con una amplia experiencia en gerencia pública, donde no utilicen el puesto de turno como plataforma política a sus ambiciones personales y el bien de la mayoría sea su proyecto principal, donde puedan ofrecer un plan estratégico construido por los mejores planificadores y que los organismos encargados puedan en el momento deseado hacer auditoría a través del seguimiento, control y evaluación, donde la educación sea uno de los motores dinamizadores de la economía, la salud sea de niveles comparados con los del primer mundo,  la seguridad sea efectiva, el desarrollo agrícola sea capaz de autoabastecernos, las políticas de bienestar social sean a través de oportunidad de empleo y buenos sueldos acorde a la experiencia y formación.

En la Venezuela actual, lo antes mencionado es una fantasía y las leyes se han convertido en letra muerta;  la sociedad debe buscar los mecanismos necesarios para que en los cambios políticos futuros, no sean más de lo mismo y volvamos a escribir como de forma ya masoquista, otro artículo con el mismo o parecido  titular uno peor que otro. Hay que exigir que los próximos candidatos que representen a la mayoría no sean impuestos por las cúpulas de siempre y sean ganadas por lo que el pueblo pide a gritos “EL VOTO”, porque si no, cabría la comparación con lo que estamos combatiendo y podríamos decir que todos  persiguen son ansías de poder a través de decisiones anárquicas que solo favorecen a un grupo pequeño,  mientras el pueblo seguirá pasando calamidades para poder subsistir.


LOS CAMBIOS NO PUEDEN HACERSE A ESPALDAS DEL PUEBLO, QUE ES QUIEN ELIGE
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