Por: Carlos J. Medina.
Este lunes 3 de Julio, la Mayoría de partidos Opositores
agrupados en La Mesa de la Unidad Democrática y representantes de varios
sectores de la Sociedad Civil, reunidos en el Teatro de Chacao presentaron un
documento de acuerdo y unidad nacional denominado “¡Que sea el Pueblo quien
decida!”, el cual fue leído por el Diputado Julio Borges, Presidente de la AN.
A continuación el texto completo:
¡Que sea el Pueblo quien decida!
Ha llegado un momento decisivo en medio del rumbo que
Venezuela necesita, merece y está reclamando en las calles.
Y hoy estamos aquí para eso.
Hablamos en representación de cada uno de los sectores de la
sociedad. Durante el tiempo que hemos dedicado a articular esta nueva y sólida
fuerza, conseguimos que sectores diversos, con historias de lucha distintas y
visiones políticas en algunos casos antagónicas, estemos declarando juntos, por
encima de nuestras legítimas diferencias y sin renunciar a nuestros valores
esenciales.
Hoy estamos aquí unidos en defensa de la Constitución
Nacional y de la República, porque sabemos que ambas están seriamente amenazadas.
Venezuela reclama la unidad de todos para defenderla. Y hoy,
finalmente, estamos aquí para hablar de una misma idea: la Unidad Nacional.
Durante 93 días de lucha, la resistencia ciudadana y
democrática, principalmente asumida por nuestros jóvenes, ha inspirado a toda
Venezuela, llevando al régimen de Nicolás Maduro a un estado de fragilidad,
división y aislamiento severo. Y una de las razones para esta conquista
democrática ha sido la unidad del pueblo ciudadano y el respeto de su
dirigencia, generando una relación más compacta y dinámica que nunca.
Todo esto se suma a la actuación firme de la Asamblea
Nacional y del Ministerio Público. Después de tantos años de un ejercicio
cómplice del poder, en estas últimas semanas los venezolanos hemos sido
testigos de cuánto aporta la separación de poderes a la República y a la
libertad. Sin necesidad de sacrificar la dimensión ideológica, defender la
Constitución es una urgencia que sólo resulta posible desde la independencia.
Durante este corto tiempo hemos alcanzado innegables
victorias en términos de sumar apoyos de todos los sectores del país,
incluyendo a la mayoría de la base oficialista. Hemos logrado que los ojos del
mundo se centren en Venezuela y eso ha arrinconado a la dictadura, al poner en evidencia
que la mentira que intentaron diseminar por todo el continente no era otra cosa
que un feroz saqueo al dinero de la Nación y una estrategia planeada por
quienes creían que nunca iban a perder al poder y hoy viven el desespero de
estar sin pueblo, sin apoyo en las calles y sin nada más que ofrecerle a la
gente que represión, violencia y muerte.
Estamos viviendo la mayor tragedia en la historia republicana
del país. Nada de esto que escucharán es algo que no conozca cada venezolano,
pero al ser éste un momento histórico por lo que hemos venido a defender, es
necesario que quede dicho: nos hemos convertido en el país más pobre en
ingresos de toda la región y cada día, en cualquier rincón de Venezuela, a las
familias más humildes las rodea y las asfixia una escandalosa y obscena
realidad: inmensas colas de personas buscando los pocos alimentos que pueden
adquirir, niños hurgando en la basura restos de comida para callar el hambre,
madres llorando por sus hijos arrebatados por el hampa o por la represión,
padres angustiados buscando cómo llevar algo de comer para sus familias,
ancianos y enfermos muriendo por falta de medicinas, jóvenes huyendo del país
porque les han robado su futuro, estudiantes que no pueden seguir su
preparación por falta de escuelas.
Se ha pauperizado el salario de los trabajadores, con la
gravedad de hacerles creer que aumentando un salario de hambre secuestran la
voluntad política de la clase trabajadora, como hicieron las dictaduras
latinoamericanas que antecedieron a este fallido experimento totalitario.
Destruyeron el aparato productivo, persiguen a periodistas y
extorsionan a los medios de comunicación cuando pretenden decir la verdad.
Ahora criminalizan la legítima protesta del pueblo. Quienes se hicieron llamar
los hijos de “El Caracazo”, se han convertido en responsables del asesinato
sistemático de jóvenes manifestantes que no han hecho otra cosa que pelear por
el país que merecen tener.
En Venezuela, las gravísimas violaciones a los Derechos
Humanos se han convertido en una práctica recurrente de la dictadura. Y ahora,
los responsables de este inaceptable y doloroso drama quieren convertirlo en
algo permanente e irreversible.
En el colmo de sus apetitos de poder y riqueza, ese pequeño
grupo de privilegiados que hoy gobierna la Nación ha decidido romper el hilo
constitucional y dar un Golpe de Estado, con el único fin de mantener sus
beneficios a toda costa, sin importar que el costo de su miserable empeño sea
el dolor y el sufrimiento de todo un país.
Nicolás Maduro, en complicidad con una mayoría del Tribunal
Supremo de Justicia y del Consejo Nacional Electoral, decidió cerrarnos todas
las vías democráticas. Es una evidencia de que tienen el pleno conocimiento de
que son incapaces de ganar una elección, ni siquiera con sus ya conocidos
abusos del dinero público y el monopolio comunicacional. Así desconocieron la
voluntad de más de 14 millones de venezolanos que escogieron a sus
representantes a la Asamblea Nacional. Así secuestraron el derecho del Pueblo a
celebrar un referéndum revocatorio del mandato presidencial. Así burlaron el
mandato constitucional de convocar a las elecciones regionales de alcaldes y
gobernadores. No conformes con eso, decidieron ir más allá, acosando y
amenazando a los Poderes Públicos, como es el caso de la Fiscalía General de la
República, por el simple hecho de defender la Constitución y alzar su voz en
contra de unas violaciones a los Derechos Humanos que han sido tan evidentes
que incluso han obligado a sus autoridades militares a reconocerlas como
atrocidades.
En el medio de su debilidad, Nicolás Maduro decidió huir
hacia adelante, a través de una maniobra fraudulenta con la cual pretende
perpetuarse en el poder y eternizar la crisis que vive nuestro país. Maduro y
la clase política que nos gobierna, comprometidos hasta la médula con un
sistema corrupto que quedará en evidencia apenas pierdan el Poder, ha inventado
un mecanismo perverso para pasar por encima de la soberanía popular y de la
indignación que no ha abandonado las calles del país durante ya casi cien días.
El miedo al Pueblo los ha llevado a tramar una supuesta
“constituyente”, con la pretensión de cambiar la Constitución y la estructura
de la República. Una “constituyente” fraudulenta para eternizar el drama social
y de exclusión que hoy padecemos. Una “constituyente” para que Maduro y su
camarilla se queden para siempre en el poder.
En resumen: Nicolás Maduro entendió que no puede gobernar
Venezuela por los votos y tampoco puede con esta Constitución, así que ha decidió
poner en marcha la idea de hacerse una Carta Magna a la medida de su apetito y
desde ahí crear otro país, un país de miedo, miseria y muerte que lo deje
seguir gobernando.
Si la dictadura llega a concretar su propósito de
consolidarse con este fraude, ello significaría sencillamente la disolución de
Venezuela como república. En la Constitución cabemos todos. En el invento
constituyente de Maduro, cabe sólo él y su proyecto de perpetuarse en el poder.
Ni él ni sus cómplices contaban con la valentía y firmeza del
bravo pueblo venezolano, que no ha abandonado las calles ni se ha dejado
intimidar por tropas sin rostro y sin nombre, dispuestas a matar a sus hermanos
por orden del Poder.
No quisieron consultar al Pueblo soberano. Y ahora deben
asumir las consecuencias. Hoy nos tienen aquí, cohesionados y Unidos en un solo
bloque. Hoy estamos aquí, juntos, decididos a defender nuestra Constitución,
nuestra República y nuestra posibilidad de vivir en Democracia.
Y en esto seremos claros, contundentes y directos: Nicolás
Maduro y miembros del partido de gobierno, consideren el enorme fracaso
político que ha significado su gobierno, consideren el enorme rechazo que tiene
su fraudulenta propuesta constituyente en las bases populares, consideren a
cada uno de los muertos que hoy pesan sobre su proyecto político, su ineficacia
para gobernar y su empeño en mantenerse en el Poder. Háganlo y háganlo bien,
porque hoy el Pueblo venezolano les exige que retiren su propuesta
constituyente sin dilación y sin maniobras.
Es el Pueblo entero quien se los demanda y, si se mantienen
en su empeño totalitario, será el Pueblo entero quien se los cobre. Porque si
deciden ignorar este llamado, sepan que se arriesgan a que la fuerza poderosa
del Pueblo venezolano decida reclamar sus derechos como lo ha hecho cada vez
que un tirano ha pretendido oponerse a sus deseos legítimos de Libertad.
Nosotros, todos nosotros, no vamos a permitir que la
destrucción de Venezuela se concrete. Sabemos que el fraude constituyente no
resuelve la crisis social ni contribuye con la paz del país. Por el contrario,
es la garantía de eternizar su ejercicio de la violencia de Estado y el
padecimiento social que hoy sufrimos. La gran mayoría del pueblo de Venezuela
quiere vivir en paz y por eso clama por un cambio. Y es este mismo Pueblo que
rechaza el fraude constituyente el que también exige que el Poder Electoral le
permita elegir un nuevo gobierno que pueda solucionar los graves problemas del
país.
Sepan que en este reclamo no sólo nos acompaña la inmensa
mayoría del pueblo venezolano, sino también la comunidad internacional, que ha
entendido la legitimidad y la justicia de nuestra lucha, siempre pacífica y
siempre constitucional. En este sentido, reconocemos su preocupación y su
apoyo. Queremos dejar en claro que aunque siempre estaremos abiertos a
propuestas serias y no parcializadas de negociación, no aceptaremos ni manipulaciones
ni engaños. Aquellos países y gobiernos que deseen ayudarnos en la superación
pacífica de esta tragedia colectiva, sepan que toda solución pasa por el
restablecimiento del orden constitucional quebrantado.
Hemos avanzado mucho. Ahora, para alcanzar de manera
definitiva nuestros objetivos es necesario que todo el Pueblo asuma el
compromiso que ya nuestros jóvenes han iniciado, pensando en su futuro y en el
de Venezuela, en ejercicio de los artículos 333 y 350 de la Constitución.
De tal manera, solicitamos a la Asamblea Nacional que, de
acuerdo con el Artículo 71 de la Constitución Nacional, convoque a un Proceso
Nacional de Decisión Soberana para que sea el pueblo quien decida el rumbo que
debe asumir el país, decida o no adherirse masivamente a la aplicación de los
artículos 333 y 350 de la Constitución, y a partir de ese resultado, activar el
levantamiento democrático en la totalidad del territorio nacional y la
activación de la Hora Cero nacional.
Quienes suscribimos este documento, articulando una
representación en verdad diversa y cohesionada, convocamos a todo el Pueblo de
Venezuela a decidir cuál es la vía que debe seguir nuestra Nación en esta
encrucijada histórica. En virtud del Artículo 5 y los Artículos 333 y 350 de la
Constitución, convocamos a elegir el futuro del país en ese Proceso Nacional de
Decisión Soberana y a partir de ese momento, defender el mandato que surja de
ese proceso, activando la fase superior de la lucha.
¡Que sea el Pueblo quien decida!
1. Que sea el Pueblo quien decida si rechaza y desconoce la
constituyente convocada inconstitucionalmente por Nicolás Maduro y sin la
aprobación del soberano.
2. Que sea el Pueblo quien decida el rol que demanda a los
funcionarios públicos y a la Fuerza Armada Nacional para lograr la restitución
del orden constitucional.
3. Que sea el Pueblo quien decida si convoca y respalda la
renovación de los Poderes Públicos que se encuentran al margen de la
Constitución, además de la conformación de un Gobierno de Unión Nacional y la
realización de elecciones libres y transparentes para restituir el orden
constitucional.
El país y el mundo deben entender que esto es un proceso
democrático de rebeldía popular en ascenso.
Una vez que el Pueblo venezolano haya decidido, nosotros
haremos respetar su soberana sentencia. Estamos preparados para iniciar las
acciones que haya que iniciar: vamos construir un país para todos, un país
donde todos puedan vivir y progresar en paz, un país con vida y con futuro, al
cual aquellos que han sido obligados a irse se apuren entusiasmados a volver.
Una Venezuela digna, justa, capaz de llenarnos de orgullo.
Hoy estamos obligados a defender la Constitución. Este
proceso democrático de rebeldía en ascenso que iniciamos con esta solicitud a
la Asamblea Nacional la emprendemos para que podamos construir entre todo el
país que merecemos y aspiramos. Una Venezuela donde algo que hoy parece
extraordinario, como el encuentro en reconciliación de distintos sectores para
defenderla, sea el signo distintivo de su reconstrucción.
Hemos decidido iniciar el camino hacia la recuperación de la
democracia y gobernabilidad.
¡Abajo la dictadura!
¡Que sea el Pueblo quien decida!
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